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Roberto
Armando Ramírez
Centro
de Investigación y Formación Obrera (CIFO)
alemcifo@gmail.com
@alemcifo
El
derecho a una vivienda digna, a la vida urbana, y a la calidad de vida que este
hábitat puede facilitar; responde a los deseos fundamentales del mismo ser
humano por encontrar un espacio en el cual logre la satisfacción global de
todas sus necesidades materiales y sociales.
En
Venezuela y el resto de Latinoamérica, este derecho se ve violado de tres
maneras: Primero, cuando los hijos de las familias que ya hacen vida en la
ciudad deciden mudarse, y se desangran pagando el alquiler de un apartamento, o
en algunos casos, reuniendo para la inicial de una vivienda y pagando las
cuotas criminales que imponen los bancos para los créditos hipotecarios.
La
segunda forma, cuando millones de trabajadores, provenientes del campo o del
extranjero, se ven en la obligación de habitar casas de materiales precarios
como latón, madera o bahareque, en los cerros de las afueras de las principales
ciudades para tener acceso a los beneficios de la urbe (empleo, salud,
educación, servicios públicos, etc.). Curiosamente, los urbanistas describen
esto como “asentamientos irregulares en la periferia de la ciudad” en
contraposición a la construcción formal, como si el dar un título más refinado
redujera el nivel de miseria y precariedad en el que se encuentran sumergidos
estos barrios.
Por
último, en orden decreciente: las invasiones.
Estas consisten en edificaciones a medio construir –en ocasiones con la simple
estructura basta- que son tomadas a mitad de la noche por grupos de personas
que no tienen ni para alquilar un rancho en lo más alto del cerro, y sin
alternativa alguna, habitan estos lugares en donde se está a la merced de las
mafias delictivas, drogas, prostitución y concentración de epidemias por la
altísima densidad poblacional de estos barrios
verticales.
Las siguientes serían
descripciones acertadas de las condiciones de vivienda de los más pobres en
Venezuela:
"Estas calles son por lo general tan estrechas que
se puede pasar de la ventana de una casa a aquella de la de enfrente. En esa
parte de la ciudad, no hay ni cloacas ni retretes o lugares de desahogo dentro
de las casas, y por eso todas las inmundicias, detritos o excrementos de por lo
menos 50000 personas son lanzados cada noche en las cunetas. (…) En la mayoría
de los casos tienen una sola pieza -donde, solo existe una cama donde duermen
en una confusión repugnante, hombres y mujeres, jóvenes y viejos." [I]
Sin
embargo, tales descripciones corresponden a un informe sobre las condiciones
sanitarias de la clase proletaria de Inglaterra presentado ante el Parlamento
de ese país en julio de 1842, lo que nos hace comprender que en 172 años el
capitalismo no ha podido dotar de viviendas dignas al proletariado moderno –que
viene a ser la gran mayoría de la población mundial- ni ha podido erradicar
siquiera las miserias más groseras e inhumanas que en consecuencia padecen.
Hoy
en día, en Venezuela existen 2.807.563 trabajadores que sobreviven en esas
condiciones, en hogares inadecuados, en hacinamiento crítico y sin acceso a los
servicios públicos básicos; según cifras oficiales del Censo del 2011 [II].
Todos y cada uno de ellos, sin esperanza alguna de mejorar, porque no es
impreciso afirmar que acceder a una vivienda digna en nuestro país es una utopía para todo aquel que no tenga otra
cosa que su fuerza de trabajo y dependa de un salario para vivir.
¿Por qué si el Gobierno Nacional ha
construido casi 552.000 viviendas desde el 2011 los precios aún suben?
Algo que siempre
menciona la empresa privada de la construcción para justificar el alto precio
de la vivienda, es el sostenido incremento del precio de los insumos, el cual
se puede apreciar a continuación:
En
cuanto a este mismo factor, la Cámara Venezolana de la Construcción indica que
sólo en octubre del 2013 la inflación en los rubros del sector fue de 11,1%, lo
que implica que los precios de los productos se han incrementado en 77,9%,
aunque, cinco de los 21 rubros que mide el Banco Central de Venezuela mostraron
una variación superior a 80%. Entre los insumos más costosos se encuentran el
recubrimientos de paredes y techos, sistemas hidroneumáticos, materiales de
plomería, artefactos sanitarios y productos de concreto. En sólo 12 meses el
aumento fue de 141,5%.
Este
incremento, que claramente se agudiza a partir del 2011, responde a muchas
variables relacionadas con la inflación, el control cambiario, la regulación
del cemento y la cabilla; siendo un factor importante la amplia demanda que
significa la Gran Misión Vivienda Venezuela. Esto es un problema porque nuestro
país no cuenta con la industria necesaria para producir todo lo que el sector
de la construcción necesita, lo cual genera escasez y el aumento consecuente de
los precios.
Observamos
entonces como choca una política pública cuando se aplica aisladamente contra
la realidad objetiva de la nación: no es posible construir grandes obras sin
contar con la infraestructura e insumos necesarios. Es curioso como el costo de
los insumos, que corresponde al tiempo requerido de producción en fábrica y a
la habilidad del trabajador para generarlos, es decir, la magnitud de su valor;
se distorsiona completamente con su precio final cuando entra en el mercado y
se transforma en mercancía por las leyes de oferta y demanda.
Este
incremento limita la edificación de viviendas, lo cual a su vez resulta en la
escasez misma de apartamentos y casas; y afecta de igual forma a todas las
ramas de la construcción de obras civiles.
En
ese sentido, se estima un déficit de 1.451.404 viviendas como resultado de las
estériles políticas públicas ejecutadas por los Gobiernos de los últimos 50
años, con la clara distinción que marca el mes de abril del 2011 con el
lanzamiento de la Gran Misión Vivienda Venezuela [III].
Hasta
ese momento, específicamente el 30 de abril de 2011, el total de unidades
habitacionales construidas, tanto por el sector público como el privado, fue de
2.480.044 viviendas; un saludo a la
bandera si consideramos que hace 50 años éramos 5.034.838 de venezolanos y
hoy 30.206.307 [IV].
Un
dato interesante es que en 39 años, los gobiernos de derecha de la llamada IV
República (1959-1998), construyeron 1.173.192 unidades habitacionales, mientras
que el sector privado –tan parásito como siempre- edificó sólo 759.982. Es
decir, del 100% de viviendas construidas durante los gobiernos puntofijistas,
60,68% fueron edificadas por el Estado y 39,31% por empresas particulares.
Con
la llegada del Presidente Hugo Chávez, el Gobierno Bolivariano entregó desde
1999 hasta el 2010, 284.329 viviendas, mientras que el sector privado construyó
262.541 [V]. En este caso, la participación gubernamental disminuyó
hasta posicionarse en un 51,99% del total de hogares edificados, mientras que
el 48% restante fue producto de las constructoras.
Es
evidente la orientación “privada” en los planes habitacionales en esa primera
etapa de la V República.
No
fue sino hasta abril del 2011 que surgió una política relevante en materia de
vivienda: La Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). Esta pretende emendar el
déficit nacional con la construcción de un estimado de 2 millones de unidades
habitacionales hasta el 2019. Lo cual podemos apreciar con el siguiente
gráfico:
Aclaremos algunos puntos:
En primer lugar, se evidencia que las metas aún no
cumplidas correspondientes a los años 2014, 2015, 2016 y 2017; constituirían un
incremento espectacular en la cantidad de viviendas edificadas, lo cual
cuestionamos al observar que sólo se han culminado 10.823 vivienda en lo que va
de año, y que la capacidad instalada de la industria de la construcción
permanece inerte.
Además, según un balance de finales del 2012 ofrecido por
el Presidente del Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat,
Rafael Ramírez; el poder popular, a
través de los consejos comunales, había construido el 39% de las casas y
apartamentos de la Gran Misión Vivienda Venezuela durante su primera fase, o
sea, 135.385 unidades habitacionales de las 346.798 edificadas hasta esa fecha [VI].
Estos consejos comunales construyen bajo el plan de Transformación
Integral del Hábitat (TIH), que integra los programas de Sustitución de Ranchos
por Viviendas (SUVI) y Barrio Nuevo, Barrio Tricolor. Dicho plan, a pesar de
significar un intento por dignificar las condiciones materiales de vida de
miles de trabajadores que habitan en los barrios, no implica la edificación de
nuevas viviendas que contribuyan con la disminución del déficit base de
residencias, ya que aun cuando las personas que son atendidas por este programa
habitan hogares en situación de precariedad, no califican para la estadística
del déficit nacional de vivienda.
Así las cosas, entre el 2011 y el 2012, sólo se
contribuyó con una disminución de la necesidad base en apenas 107.183 unidades
habitacionales, tomando en consideración el incremento vegetativo anual del
déficit. Lo que implica que pasarían 25 años a este ritmo para cumplir con la
meta final de la Gran Misión Vivienda Venezuela y llevar la necesidad al
mínimo.
Hasta los momentos, se han construido 551.227 viviendas a
nivel nacional, entre el sector público, el privado y el poder popular; bajo la
misma fórmula. Esa es la razón del incremento sostenido de los precios según
los privados, la escasez de la mercancía “vivienda”; lo que a su vez es
consecuencia de la falta de insumos, maquinaria e infraestructura.
Cabe destacar que cuando decimos “viviendas construidas
por el sector público”, realmente queremos decir “viviendas construidas por
empresas privadas pero pagadas por el Gobierno”. Esto es, pagando al precio
especulativo del mercado inmobiliario a constructoras privadas nacionales e
internacionales para construir viviendas con débil acceso a los servicios
públicos (debido a los ahorros de costos necesarios para maximizar el lucro por
parte de las constructoras), sin equipamiento urbano ni centros de trabajo
masivo industrial que funcionen para alimentar la capacidad productiva de la
sociedad y generar fuentes de trabajo formal.
Sin profundizar en especulaciones acerca del cumplimiento
de las metas de la Gran Misión Vivienda Venezuela, procederemos a analizar el
siguiente caso hipotético:
Supongamos que el Gobierno Bolivariano logra acabar con
el déficit de viviendas. En teoría, esto brindaría un equilibrio a los precios
de las residencias, debido a la opinión universal de que mientras más oferta de
un bien o un servicio, la tendencia es que sus precios disminuyan.
Sin embargo, es nuestro deber advertir que ese no es el
funcionar verdadero de la lógica capitalista. La triste realidad es que en el
momento histórico que vivimos, superada la escasez real, vendrá la escasez
artificial fabricada por las empresas privadas de la construcción, quienes
controlando el mercado inmobiliario, sacarán sus viviendas a la venta sólo
cuando el momento permita el mayor lucro posible y con toda la especulación que
ya los caracteriza. Nunca olvidemos las estafas inmobiliarias [VII].
Ejemplos de lo anterior se viven en España, donde existen
aproximadamente 3.44 millones de viviendas vacías, en manos de las grandes
inmobiliarias, esperando para ser vendidas a los precios groseros del mercado
de bienes raíces en el momento preciso [VIII].
Entendemos entonces, que sin importar la abundancia de
algún bien, incluyendo la vivienda, su precio dependerá siempre de quien sea el
que los tenga bajo su control, y en este caso quien lo hace es la burguesía
parásita y especuladora; que ve nuestras necesidades como oportunidades de
lucro y no como derechos.
El rumbo a seguir
Si queremos dar fin a esta lacra social, lo ideal es
aplicar un plan integral que abarque todas las aristas que implica el problema
de las obras públicas y la vivienda:
Para empezar, proponemos la centralización de toda la
maquinaria e infraestructura disponible para la construcción masiva de obras
públicas en una sola empresa estatal, que permita espacios de auditoría,
revisión, control y participación gerencial obrera; así como la correcta
planificación de los insumos a importar, y posteriormente, a producir;
destacando el carácter de clase que esta política pública debe mantener para
cumplir con el derecho histórico de los trabajadores a una vivienda digna [IX].
Sin embargo, con lo que cuenta el país no es suficiente,
por ello es necesaria una solución que permita hacer frente a la situación
coyuntural de la escasez de materiales de construcción y maquinaria mediante el
comercio exterior, y que a la vez cree las condiciones necesarias para que el
ciclo no se repita, es decir, que la producción interna haga innecesaria la
importación de insumos potencialmente disponibles. Por ello, se ha propuesto
estatizar, en todas sus etapas, la importación de maquinaria e insumos de la
construcción para asegurar el suministro de los productos requeridos [X].
Y por último, es necesario concentrar la banca estatal en
lo que respecta al financiamiento de obras civiles y créditos hipotecarios [XI],
para garantizar el correcto flujo de recursos financieros a través de un solo
ente, y reparar el daño que a diario sufren quienes tienen su vivienda dentro
del bolsillo de los bancos.
Todas estas propuestas permitirían la construcción masiva
de obras públicas y viviendas mediante los esfuerzos y recursos concentrados en
órganos únicos en su ramo, condición que los hace fácilmente auditables,
sistematizables y controlables. De igual forma, se garantizaría el acceso del
derecho humano a un hogar por cuanto el Estado tendría en su poder todas estas
iniciativas, en contraposición a la empresa privada que, como ya se ha
demostrado, la mueve más el lucro que la justicia social.
¿Ahora, cómo serían adjudicadas estas viviendas de
verdadera edificación estatal? ¿En forma de propiedad privada? Más de este
punto en una próxima ocasión. Por los momentos, la cita siguiente sugiere una
profunda reflexión al respecto.
“Mientras exista el modo de producción capitalista, será
absurdo querer resolver aisladamente la cuestión de la vivienda o cualquier
otra cuestión social que afecte la suerte del obrero. La solución reside en la
abolición del modo de producción capitalista, en la apropiación por la clase
obrera misma de todos los medios de subsistencia y de trabajo.” [XII]
Roberto Armando
Ramírez
@RamirezRobertoA
Notas
- La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, de Friedrich Engels (1845).
- Hogares pobres y no pobres, según entidad federal, censo 2011: http://www.ine.gob.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=95&Itemid=26#
- El lanzamiento de la Gran Misión Vivienda Venezuela, noticia del 30 de abril de 2011: http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/presidente-chavez-confirma-lanzamiento-gran-mision-vivienda-venezuela/
- Crecimiento demográfico, Instituto Nacional de Estadística: http://www.ine.gob.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=14&Itemid=57#
- Viviendas construidas por sector público o privado, según período presidencial, consultado el 28/03/2014: http://www.venescopio.org.ve/estadisticasbasicasdevenezuela/viviendas-construidas-por-sector-publico-o-privado-segun-periodo-presidencial
- 45% de las viviendas construidas en 2012 fueron del poder popular, El Universal: http://www.eluniversal.com/economia/121228/45-de-las-viviendas-construidas-en-2012-fueron-del-poder-popular
- Noticias de “Estafa Inmobiliaria”, Correo del Orinoco: http://www.correodelorinoco.gob.ve/etiqueta/estafa-inmobiliaria/
- España tiene 3,4 millones de viviendas vacías, noticia del 16 de enero del 2014: http://economia.elpais.com/economia/2014/01/16/vivienda/1389882926_455287.html
- El problema de la vivienda en Venezuela y los intentos del Gobierno Bolivariano para solucionarlo, del mismo autor: http://formacionrevolucionaria.blogspot.com/2013/05/el-problema-de-la-vivienda-en-venezuela_10.html
- Estatizar el comercio exterior es frenar las importaciones fraudulentas, la inflación y la próxima devaluación, Manuel Sutherland: http://alemcifo.org/uploads/3/2/3/7/3237202/pdf_importaciones_ceui_web_large.pdf
- Concentración de capital bancario y la necesidad de nacionalizar la banca en Venezuela, Jhon Caicedo: http://alemcifo.org/uploads/3/2/3/7/3237202/concentracin_de_capital_bancario-jhon_pdf.pdf
- Contribución al Problema de la Vivienda, de Friedrich Engels (1873).
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